jueves, 20 de julio de 2017

A VECES NO ESTOY PARA TODOS... PORQUE YO TAMBIÉN ME HAGO FALTA


A veces no estoy para nadie porque también yo me hago falta, también necesito escucharme, remendar mis espacios rotos, limar mis esquinas afiladas. Por ello, si no contesto los mensajes o si pongo en silencio mi teléfono durante unas horas o unos días, no quiere decir que haya cerrado puertas al mundo, solo he ido de paseo conmigo mismo, con ese alguien que había largamente descuidado.

Resulta curioso cómo, casi sin darnos cuenta, acabamos dejándonos a nosotros mismos en la bandeja de “spam”. Nos relegamos al cajón de asuntos pendientes, a la última página de nuestra agenda o a ese post-it amarillo fosforescente que acaba perdiéndose en el ajetreo natural de nuestro escritorio porque siempre hay una prioridad que lo adelanta y lo posterga. 

Hay tres cosas extremadamente duras: el acero, los diamantes y el conocerse a uno mismo”. –Benjamin Franklin-

Vivimos en una sociedad tremendamente demandante y competitiva, lo sabemos. Hay muchas cosas que hacer, y los días a veces pueden ser tan trepidantes como agotadores. Por si no fuera suficiente, a ello se le añaden los nuevos sistemas de comunicación, ahí donde el trato y las interacciones son constantes e inmediatas. 

Vivimos organizados en diversos grupos de WhatsApp, siempre estamos localizables y en las pantallas de nuestros móviles siempre hay un mensaje que responder, correo que atender, fotos a la que poner un like y un etiquetado al que responder aunque no nos apetezca.

Es como vivir en un epicentro donde nuestra mirada hipermétrope es incapaz de ver aquello que tiene más cerca. Nuestros ojos cansados pueden leer las necesidades ajenas pero son incapaces ya de descifrar las propias… Todo parece borroso, todo se ha hecho un ovillo que se enclava ahí, en nuestro corazón y nuestra mente como si algo fallara, como si algo no fuera bien y no supiéramos qué es…

HAS LLEGADO AL LÍMITE Y TODAVÍA NO LO SABES

Le haces falta a muchas personas, lo sabes. Cada día tienes diez montañas que encumbrar y decenas de obstáculos que sortear, y lo consigues, no hay duda. Sin embargo, nadie te da medallas por ello, casi nadie reconoce tus esfuerzos, tu dedicación o incluso todo lo que llegas a renunciar por quienes están a tu alrededor. Poco a poco, las cosas pierden su significado y las personas su sabor. El mundo ya no tiene música, ya no rima, ya no es ágil, y te acabas hundiendo en tus propias responsabilidades como la piedra que cae en un pozo sin fondo.

Estar para todos y para todo cada día y a cada instante, tiene una cuota de intereses secretamente elevada. Las señales de este proceso de estrés continuado en el tiempo puede muy bien derivar fácilmente en una depresión, por ello, debemos estar muy atentos a los síntomas:

Fatiga, un cansancio extremo que a veces no se recupera con el sueño o el descanso nocturno.
Dolores de cabeza, migrañas.
Dolor de espalda.
Malas digestiones.
Sensación de aburrimiento constante, la vida pierde casi todo nuestro interés.
Impaciencia e irritabilidad.
Frustración, comentarios cargados de cinismo, mal humor, apatía constante…

Por curioso que parezca, vivir en un entorno híper-estimulado e híper-demandante nos acaba narcortizando. Nos volvemos insensibles a las propias necesidades, extranjeros del propio corazón y vagabundos perdidos en esa isla de Circe donde uno ha olvidado por completo dónde está su hogar, dónde está esa casa donde habita el propio ser.

HOY NO ESTOY PARA NADIE, HOY ME HAGO FALTA

Decir en voz alta “estos días no estoy para nadie, me hago falta a mí mismo” no es una falta de respeto. No se hace daño a nadie, no se descuida nada, el mundo seguirá girando y los ríos fluyendo. Sin embargo, acontecerá algo maravilloso: daremos paso a la sanación emocional, nos regalaremos tiempo, atención y un espacio propio donde refugiarnos. Será como introducirnos en el hueco de un árbol para tomar contacto con nuestras raíces, ahí donde reencontrarnos casi en posición fetal, para nutrirnos y permitir que nuestras hojas, nuestras ramas, crezcan altas y más libres para rozar el cielo.

En medio de esta vasta rutina en la que acabamos cautivos de las obligaciones propias y ajenas, debe quedar un espacio, un pequeño hueco confortable y especial que nos pertenezca a nosotros solos. Es como una cápsula de salvamento, como un bote salvavidas al que acudir cada vez que percibamos que hemos llegado al límite.

Cuando percibas que las presiones externas te están impidiendo ser tu mismo, párate y visualiza esa cápsula o ese bote salvavidas: súbete a él.

Es momento de trazar un plan de salvamento. Benjamin Franklin solía decir que “si en el día a día no tenemos un plan de supervivencia estamos condenados a navegar eternamente a la deriva”.

Ese plan de supervivencia debe tener una meta y establecer qué es prioritario y qué secundario (hoy mi objetivo es cumplir con mi jornada laboral, mi meta es no estresarme y mi plan incluye tener dos horas para mí mismo. Quedar bien con mis compañeros de trabajo o familiares hoy es secundario).

Debemos tener muy claro por último, que habrá días en que la prioridad total y absoluta, seamos nosotros mismos. Dejarlo claro a quienes conforman nuestro contexto más próximo no es ningún acto de egoísmo. Apagar el móvil, salir a caminar, a respirar y a cobijarnos con nuestros propios pensamientos es un acto de auténtica salud mental. Porque lo creamos o no, esos días en que nos hacemos falta son muchos, y atenderlos, poner nuestro nombre en la lista “prioridades”, lejos de ser recomendable, es OBLIGATORIO. Por eso hoy no estoy para todos... porque yo también me hago falta.


Cierra los ojos y desde aquí, recibe el abrazo más fuerte que jamás te hayan dado.

domingo, 26 de marzo de 2017

Confía en el proceso de la vida, estás justo donde debes estar

Muchas veces pensamos haber tomado el camino equivocado, podemos lamentarnos por decisiones tomadas que nos han traído consecuencias que hubiésemos preferido no vivir, podemos lamentar el tiempo invertido en algo… Podemos arrepentirnos y culparnos, así no sea con papel protagónico, podemos sentir esa nostalgia por algo perdido o por caminos no recorridos.

Sin embargo, es importante concientizar que nada nos ocurre de manera casual, que todo tiene una razón y que cada una de nuestras experiencias, de nuestras relaciones, de nuestros pasos, tiene la intención de ubicarnos exactamente en lo que debemos vivir, para nuestro crecimiento, para mirar a través de nuevos cristales, para valorar la vida y sus milagros.


Debemos confiar en el proceso de la vida, evidentemente no se trata de cruzarnos de brazos, esperando que lo que tengamos que vivir pase a través de nosotros, no, nuestros tránsitos están ajustados a nuestro crecimiento, al provecho que saquemos de nuestras experiencias y mientras mayor provecho le saquemos al tiempo que puede ser una limitante, estaremos seguramente frente a experiencias mucho más retadoras, que nos impulsen a sacar de nosotros lo mejor y rescatar en cada una de las cosas lo positivo.

No debemos recriminar de nuestro pasado, lo que hicimos en su momento fue lo único que pudimos haber hecho con los recursos y el conocimiento que poseíamos, así que aparte de ser un desgaste energético es totalmente inútil revisar el pasado para sentir culpas o remordimientos, para recordar penas o desear tomar venganza. Solo debemos utilizar nuestro pasado con fines prácticos, aprender lo más posible de él, ver cuánto hemos crecido y qué fortalezas hemos desarrollado.


Por más enigmática que pueda resultar la vida, no debemos perder de vista el propósito principal:
¡Ser felices! A pesar de, incluso con… Debemos aprender a mantener nuestra serenidad a pesar de la tormenta, no buscar afuera lo que solo está en nuestro interior, nunca nada, ni una propiedad, ni una cuenta bancaria, ni un logro, ni el mayor orgullo, será causante de felicidad real, todo ello nos llena de alegría, de emociones positivas, pero resultan ser puntuales y siempre nos quedaremos con esa sensación de “ah, ya lo tengo… ¿y ahora?” y así vamos como conejos detrás de su zanahoria buscando la felicidad en los sitios o momentos equivocados.

La felicidad es el producto de una perspectiva cargada de mayor consciencia, donde podemos apreciar cada momento y aceptarlo tal y como es, sin pretender que sea diferente. La felicidad es esa ausencia de resistencia ante lo que no es como queremos, es poder dar lo mejor de nosotros en pro de lo que queremos, apostando siempre por el hecho de que quizás no podamos cambiar algo en particular, pero que al cambiar nuestra manera de verlo, ya sentiremos la paz necesaria para transitar cualquier situación.

Relájate, estás en el único sitio en el que podrías estar, disfruta, aprende, crece, ama y déjate amar.


Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

viernes, 25 de noviembre de 2016

Mereces lo mejor.

Es que no estoy listo, es que tú eres la mujer de mi vida pero, es que ahora no es el momento, es que no sé, es que tengo que organizar mi vida, es que sí pero no, es que, es que, es que... ¿Es que? ¡¡¡Es que no quiere!!! 

Vivimos probreciteando a los hombres y siguiéndoles su jueguito de confusión y victimización porque “pobrecitos, el que me ama pero yo lo entiendo”.

Dejemos una cosa clara: Cuando un hombre quiere estar con una mujer, ¡Está! Así de fácil. Sin tantos enredos, sin tantas mentiras, sin tantas excusas. Cuando un hombre se derrite por ti, puede que le de miedo, claro que sí, pero lo enfrenta porque no va a arriesgarse a perderte.

Deja de ser tan Madre Teresa de Calcuta, justificándole cada rechazo, cada desplante y cada excusa. Ponte TÚ en un primer lugar. No necesitas a alguien que no sabe lo que quiere, que no ve lo mucho que vales, que no ve todo lo que puedes aportar a su vida.

Por favor, no quieras intranquilidad, dudas y desprecio envuelto en explicaciones sin sentido. Tú mereces, MERECES un hombre que sepa qué tiene al frente, que te valore y se esfuerce cada día por ti.

Deja ya de romperte las uñas por algo que probablemente no va a ser tan bueno como tú piensas y date la oportunidad de recibir todo lo que mereces con un hombre que si te quiera.


RECUERDA: No existe hombre asustado o confuso. Tampoco existe hombre trágicamente afectado por el pasado, ni hombre necesitado de ayuda. Los hombres se dividen solamente en dos categorías: lo que te quieren y los que no.


martes, 15 de noviembre de 2016

12 Leyes de la vida que te ayudaran a ser más feliz.

La tercera ley de Newton dice: "A cada acción siempre se opone una reacción igual". Pero esto no solo aplica para los fenómenos físicos, lo mismo sucede también en nuestra vida. Cuando pensamos, hablamos o cometemos alguna acción, ponemos en marcha la fuerza que nos corresponderá de la misma forma.

Aquí tienes 12 leyes de la vida que te ayudarán a ser más feliz y estar seguro de ti mismo.




1. LA LEY DE CAUSA Y EFECTOEl Universo siempre nos regresará lo que hayamos hecho. Por lo tanto, si quieres encontrar el amor, la verdadera amistad y la felicidad, en primer lugar, debes amar a tus seres queridos, ser un buen amigo y hacer feliz a la gente.

2. LA LEY DE LA CREACIÓN
La clave para el estado interior armonioso es ser independiente del mundo que te rodea. Para alcanzarlo, debes ser tú mismo y rodearte de aquellas personas y cosas que realmente amas y quieres tener en tu vida. Tú mismo estás creando tu realidad.


3. LA LEY DE LA HUMILDADNo podemos cambiar la situación hasta que la aceptemos. Y si solo vemos enemigos alrededor, quiere decir que aún no estamos preparados para un nivel de existencia más alto.

4. LA LEY DEL CRECIMIENTONosotros somos quienes necesitamos cambiar y evolucionar, no las personas, ciudades o tecnologías alrededor, porque la vida y el tiempo es todo lo que tenemos en realidad.


5. LA LEY DE LA RESPONSABILIDADLa vida es un espejo. Cuando algo anda mal, quiere decir que tenemos algunos problemas internos, por lo tanto, debemos hacernos responsables de lo que está sucediendo en vez de buscar culpables.


6. LA LEY DE LA RELACIÓNIncluso si lo que hacemos nos parece insignificante, es importante hacerlo porque todo en el Universo está conectado y relacionado entre sí. El primer paso no puede ser más importante que el último ni al contrario, ya que ambos son necesarios para realizar la tarea propuesta.

7. LA LEY DE LA CONCENTRACIÓNEs imposible pensar en dos cosas a la vez. Si te concentras en la búsqueda de algo importante, por ejemplo, valores espirituales, en tu cabeza no quedará lugar para el enojo o la codicia.
 


8. LA LEY DE LA ACEPTACIÓNEntendemos y de verdad aceptamos solo aquello que hemos experimentado. Si creemos que algo es cierto pero no estamos dispuestos a decirlo, quiere decir que solo tenemos una opinión, no conocimiento.

9. LA LEY DEL "AQUÍ Y AHORA"Estar estancado en el pasado o pensar constantemente a futuro, nos distrae de lo que sucede en nuestra vida en este momento, y los modelos de comportamiento o sueños viejos nos estorban para encontrar algo nuevo.

10. LA LEY DEL CAMBIOLa historia se repetirá hasta que saquemos conclusiones que cambien nuestro camino, por lo tanto, no hay que hacer siempre lo mismo y esperar diferentes resultados .
 

11. LA LEY DE LA PACIENCIA Y RECOMPENSANo hay recompensas sin trabajo duro, y la verdadera alegría está en seguir trabajando sabiendo que tarde o temprano lograremos nuestros objetivos.

12. LA LEY DE LA IMPORTANCIA E INSPIRACIÓNSolo recibimos lo que merecemos porque el verdadero valor de algo es igual a la energía y fuerza que hemos gastado en obtener lo que deseamos. Solo aquel que es capaz de dar, es capaz de recibir algo inspirador.







Vía: liwli.ru

miércoles, 24 de agosto de 2016

¿Tienes algo que decir a otra persona?. Recuerda pasarlo por la VERDAD, la BONDAD y la NECESIDAD antes de decirlo.





Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Sócrates y empezó a hablar de esta manera:



“¡Maestro! Quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…”
Sócrates lo interrumpió diciendo:


-“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir?


-“¿Los Tres Filtros…?”


-“Sí” – replicó Sócrates. -“El primer filtro es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?”


-“No… lo oí decir a unos vecinos…”


-“Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?”


-“No, en realidad no… al contrario…”


-“¡Ah!” – interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?”


– “Para ser sincero, no…. Necesario no es.”


– “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario… sepultémoslo en el olvido…”


¿Tienes algo que decir a otra persona?. Recuerda pasarlo por la VERDAD, la BONDAD y la NECESIDAD antes de decirlo.



lunes, 18 de julio de 2016

EL AMOR ESTÁ EN LAS COSAS PEQUEÑAS...

El artista "Puuung" hace ilustraciones muy lindas y cálidas en las que representa momentos sencillos pero importantes del amor en la vida diaria. El amor está en los detalles. Después de ver dibujos como estos, Genial.guru se convence más de eso.

Entonces, el amor es:

1. Abrazarse sin una razón en especifico




2. Cubrir al ser amado con una manta




3. Quedarse dormidos juntos




4. Cocinar juntos




5. Ver juntos series hasta tarde




6. Holgazanear juntos




7. Quedarse dormido en el hombro del otro




8. Volver a ver viejas fotografías




9. Preocuparse por el otro




10. Consolarse el uno al otro




11. Sorprender al otro




12. Dar besitos tiernos en la frente




13. Bañar juntos al gato (pobre gato)




14. Bailar juntos




15. Cepillarse los dientes juntos




16. Invitar al otro a comer helado




17. Preparar algo rico juntos




18. Cuidar del otro




19. Pensar uno en el otro




20. Cantar canciones juntos




21. Amar, sencillamente amar



http://genial.guru/amor/el-amor-esta-en-las-cosas-pequenas-347/

EL BUSCADOR

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador.



Un buscador es alguien que busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco esa alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.

Un día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción … "Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días". Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar… Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se acercó a leerla decía "Llamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas". El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar, era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

- No ningún familiar - dijo el buscador - ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a construir un cementerio de chicos?.



El anciano sonrió y dijo: -Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: a la izquierda que fu lo disfrutado…, a la derecha, cuanto tiempo duró ese gozo. ¿ Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? … ¿y el embarazo o el nacimiento del primer hijo? …, ¿y el casamiento de los amigos…?, ¿y el viaje más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?… Así vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba.



Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido...